30 de septiembre de 2010

Fácil y alerta

yo te lo juro
todo esto es tuyo
y si me voy
vos venís conmigo

Me había entredormido apenas, boca arriba, cuando llamó Sergito. Lo recibí un poco callado, entorpecido por el sueño que, breve, me había sin embargo como que descansado. El pibe cayó más bien sumiso: le mostré "El anillo del Capitán Beto" por la Cantilo, y algo le gustó, no como siempre, que espeta el "¡chomazo!" a los dos compases, afanoso únicamente de sus Damas Gratis, de su Daddy Yanquee, de prácticamente nada más. Le puse Paprika y me fui a leer Le planétarium, novela copadísima; al rato ya era obvio que andaba con uno de sus jueguitos en red, 'Mute' obligado.

Tipo ocho cuarenta me pegué un baño. Resulta que sí tengo termotanque: cuando vino Peirone, a la siesta, a ver el asunto del tanque (raja reciente), de paso me lo arregló. Y era una pavada; y yo que ya veía de cambiarlo. Total: tres semanas de bañarme con agua fría, y no logré resfriarme. La cosa es que me bañé en un toque, y partí. Sergito me acompañó: chico que está al vicio, hueveamos esperando el 601 en la parada de la Sargento Cabral, nos mogoliqueamos un poco, lanzamos unos cuantos "¡qué te hacés...!", la mar en coche.

Viaje tranquilo, cuando llegué a lo del Ger estaba el hermano de su vecino a la entrada, y me salió con no sé qué cosa. El tipo es un petiso de cabeza grandota, básico total (luego pensaría en Velázquez), y rengueaba un poco. ¿Se habría golpeado? Le pregunto qué le pasa y me contesta: "va bien, va bien". Ya en lo del Ger (pasillo de la bici que mide mi abdomen), le comento lo del guaso y me dice: "no, lo que pasa que es rengo...". Medio como que lo miro acontecido, después nos reímos, después la vida sigue.

Gerardo anda un poco engripado, un poco tosiento. Estaba en cama (y allí volvió) viendo La malparida, y nos pusimos a hablar libremente de la minita y otras cuestiones, menores todas. Concluimos un poco (no es un juicio muy jugado que digamos, pero bueno) en que Juanita Viale es una cheta del Cerro total, una nariz parada con cara 'e nada, en el marco de una telenovela argentina a full. Al Ger le gusta, a mí no, y a los dos por el mismo motivo: flaca angurrienta. Saco luego de la mochila un pre regalito: los dos discos -grabados, claro- de la Fabi, los homenajes al rock nacional. El vago quedó encantado: estuvimos comentando la acustiquez y arreglos de esos viejos temas. El Ger sacó una colección de Toco y canto o similar, y anduvimos pispeando acordes, viendo fotos loquísimas, y todo en blanco y negro.

Conseguí no quedarme a dormir, conseguí irme. El 600 no tardó en pasar, y a la media hora ya estaba tomando un cortadito cargadito en la estación. Llegué a casa, me puse a descargar Tiritaka (Kazimierz Jonkisz Quintet), que bajó como loco, y retomé Le planétarium, de la Sarraute, con un buen amargo y todavía muchos puchos.

Fumo, por tanto. Escucho de nuevo el disco (lo puse al acostarme). Rosa ha venido y lucha contra el Armagedón que de mi casa hago. Aunque está bastante fresco, no acepta nada, como de costumbre. Fumo y me prometo más Sarraute, más neurosis de uno a otro personaje, de uno a otro capítulo. Me acaricio el pelo, que todavía está suave. Y pienso en una mirada a la que en su momento (antenoche) califiqué de "sincera", de reposada, de como que al cabo del día. Qué pasará.

13 de septiembre de 2010

Licitud o texto


Dormí durante todo el día. Desperté a eso de las once, once y media. Me pude preparar un mate, me puse a leer la antología de Alberti. El cuerpo, fatigado por el entumecimiento de más de doce horas de sueños confusos y dormir retorcido, no logró terminar de desperezarse. Leí durante un termo más o menos. Luego puse un disco de Louis Sclavis, Ceux qui veillent la nuit o algo así, mientras leía la Rolling Stone de este mes. El contraste no podía ser más prodigioso: consumo y esplendor a dos de la mañana, cama destendida y frío en las patas.

¿Fue antes o después? Me vestí. La noche estaba agradable; me fui para la estación, a verla a la Yolanda, a comprar más Gitanes, a verla a la Yolanda. La Agustín Garzón, desierta, no ecaba mis pasos: baldosas sin 'feedback', y encima de ojotas. Volví sin querer nada, me preparé un mate.

Luego todo cambió: ventiscas de desnutrición de pueblos se ensañaron contra mi pupitre-ahí, y de los desgarbados ciclámenes de morigerar se desprendían algas de la verdolaga conocedora. Había una sentina o paro general que respondía a las promesas de alcanforización de las legumbres mil, y en verdad os digo que las canillas goteaban de aljibes viejos como canoas. "La pasta, el pantalón, olor a semen": muchísimos leprosos descafeinados se desternillaban de envidia malparida, se daban contra los postes, filibusteros que son. A veces ogro, otras salmuera destetada, un ánade gritaba volúmenes templarios de colisión indisciplinada, "y toda 'médiatèque' y los racismos". Dices que no agonizas, pero el cadáver teucro de tu desdentada se presta a más pendorchos laxos que la cabra loca del poema aquel. Un ríspido conjetural, una lección prosopopéyica de morsas, y muérdagos no solapados o de la dentición de arreglos orquestales de tu pita, ojiva termosellada de amanecer, raspajes yá.

Dictámenes de la escansión, comías mucho, mucho estragón, como si las junturas te obligasen a ello, por lo que La Biblia se depositó entre los mendrugos de ningún mendigo y gemas de tu quién Aznar, al modo en que asechanzas sin retorno cabal y cabalística sincera se manosean pulcras mediante la Terpsícore. Azúcares vencidos y resmas de catalogar andenes te fisgoneaban, te fisgoneaban, pero el edecán, pedazo de bellaco, verraco malnacido, se babeó mal y pronto. Mucosas de la colisión entre siegas y derivadas, arduo resumen de la estampida reacia al morbo, lecheritas de la SanCor milagroseando cornucopias americanistas, mojones y cogollos del parabrisas voluble: todo periclitaba. "De lado, de costado: costeleta."

Tomaba un segundo mate cuando me supe en casa. Trilok Gurtu (Faralaka) silabeaba su beat, prístino y decidor. Las paredes, encaladas, amarillentas, yacían como una mente despejada. Un vaso con alcohol viejo hedía a licitud. Licitud o texto.